El Festival Internacional de Cine Documental del Uruguay comenzó en Atlántida, lugar de veraneo de uno de los pioneros del documental uruguayo Alberto Mántaras, lugar de refugio de Pablo Neruda. Uno de los primeros balnearios del este de Montevideo, a pocos kilómetros del aeropuerto y con una infraestructura interesante para realizar un festival. Una bonita ciudad con playa, un antiguo hotel que supo albergar a personajes como Gardel, García Lorca, Mirtha Legrand y muchos famosos en los años 30.
Año a año el festival se fue extendiendo por todo el país, con el afán de llegar a más gente, sobre todo del interior uruguayo, ahí donde no siempre llegan los mejores documentales del mundo. Los canales públicos nos dan una mano pero siempre resulta insuficiente, sobre todo si pensamos que llegan 600 obras cada año y no tenemos capacidad para programar las 100 que son seleccionadas.
Es un compromiso doble, por un lado con los colegas que ponen sus esperanzas en participar de la programación de Atlantidoc, por otro un público diverso que deberá dejar la comodidad del hogar para ir a una sala a ver un documental que nosotros seleccionamos, confiando en nuestro buen criterio, siempre basado en la búsqueda de las calidades formales y de contenido. Algún día tendremos una plataforma de streaming que nos permita llegar a la gente de manera más directa, más cómoda, más efectiva.
SOBRE EL FESTIVAL
En esta región del mundo, se producen excelentes documentales, pero enfrentamos desafíos en la programación de cines y festivales. Por eso creamos Atlantidoc en 2006, un festival que busca dar al documental el reconocimiento que merece.
Desde entonces, ha crecido anualmente, alcanzando todo el país y la región sudamericana. Con jurados, premios significativos y programas de formación de alta calidad, Atlantidoc es un festival internacional inspirado en la descentralización. Nuestra experiencia en la organización de festivales se remonta a 1982, con logros notables como Divercine durante 30 años y el Primer festival de cine de animación del Uruguay en 2005. Nos inspiramos en el Festival de Cine Documental y Experimental del SODRE de los años 60.
Y desde el primer año hemos invitado al Uruguay a los mejores documentalistas que hemos podido traer, muchos y muy buenos, con consecuencias fácilmente constatables para el documental de la región, porque el cine uruguayo no existe sin la coproducción y en ese sentido venimos trabajando desde el comienzo.
